Me pregunto por qué muchas culturas coinciden en ver al corazón como el centro y motor del sentimiento, si sólo es un músculo que palpita, con sus aurículas y ventrículos, venas, arterias y ese desfile lento e incesante de glóbulos rojos. Rechazamos que el sentimiento nazca en el cerebro, porque no queremos que sea racional. No puede nacer de los órganos sexuales porque es demasiado visceral, o frívolo, animal, pensar que el cariño, la nostalgia, este joder, cómo te echo de menos, nazca de los genitales, perdón quise decir de la polla o del coño. Así que, casi por descarte más que por lógica, decidimos que el motor del pecho alberga los sentimientos. Así nos lo venden, y así lo asumimos. En tal caso, a veces estaría bien poder abrirse uno mismo en canal, coger el corazón, zarandearlo como a un sonajero, y preguntarle: ¿pero qué coño estás haciendo?
pero nace del cerebro realmente.
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